miércoles, 7 de abril de 2010

Acuerdan cómo diagnosticar y tratar los tumores renales


Dr. Hugo Signori
Foto: Archivo

Oncología / Diez sociedades científicas
Acuerdan cómo diagnosticar y tratar los tumores renales
Son las primeras guías locales; se presentan hoy en la Academia Nacional de Medicina

Noticias de Ciencia/Salud: Miércoles 7 de abril de 2010 | Publicado en edición impresa
Fabiola Czubaj
LA NACION


Por primera vez en el país, nueve sociedades científicas y la Academia Nacional de Medicina acuerdan cuáles son los pasos adecuados para diagnosticar y tratar el cáncer del tejido renal en los adultos.

Estas nuevas guías, cuya redacción demandó un año de trabajo y la selección de las investigaciones de mayor calidad dentro de todos los estudios sobre la enfermedad publicados en los últimos años, se presentarán hoy en la Academia Nacional de Medicina. Con 24 páginas, el nuevo consenso nacional organiza las decisiones clínicas que, hasta ahora, no siempre se realizaban según las mejores evidencias disponibles de seguridad y efectividad.

"Evidentemente, esto le da cierta uniformidad al trabajo médico cotidiano y se transforma en una herramienta formidable para contar con un camino crítico para tratar a los pacientes. Y ese camino es el más corto y el más eficiente. Todo lo que se aparte de estas recomendaciones serán protocolos experimentales que deberían quedar reservados sólo para los centros de investigación, que cuenten con un comité de ética y reciban las aprobaciones adecuadas", precisó a LA NACION el doctor Hugo Signori, que fue recientemente designado Urólogo Maestro por la Sociedad Argentina de Urología (SAU).

Los tumores de riñón son el 3% de todos los tumores y afectan más a los hombres que a las mujeres, principalmente entre los 50 y los 70 años de edad. Según el Atlas de Tendencias de Mortalidad por Cáncer para la Argentina, la cantidad de casos fatales crecieron en las últimas dos décadas del siglo pasado (2,5% en los varones y 1,5% en las mujeres).

El consenso se ocupa de la decena de tumores del tejido renal que los médicos detectan con más frecuencia, porque afectan a 9 de cada 10 de esos pacientes adultos. Son los que aparecen en el parénquima, la parte del riñón que produce la orina.

Ante la disparidad de criterios utilizados para diagnosticar y tratar la enfermedad, y realizar el seguimiento de los pacientes una vez finalizado el tratamiento, la Academia Nacional de Medicina convocó a las nueve sociedades científicas que reúnen a profesionales involucrados en la atención de esos pacientes.

Las diez instituciones se comprometieron a revisar las recomendaciones periódicamente e incorporar los avances, según la efectividad y seguridad que demuestren. Además de la Academia, participan la Asociación Argentina de Oncología Clínica, la Asociación Médica Argentina, la Federación Argentina de Urología (FAU), el Instituto de Oncología Angel H. Roffo, la Sociedad Argentina de Cancerología, la Sociedad Argentina de Patología, la Sociedad Argentina de Radiología, la Sociedad Argentina de Terapia Radiante Oncológica y la SAU.

"No todos los profesionales en el país seguían los lineamientos de la medicina basada en la evidencia", indicó Signori, presidente del Comité de Etica de la FAU y asesor honorario del Servicios de Urología del hospital Churruca-Visca. "No se puede obligar a aplicar las guías, pero para apartarnos tendremos que contar con un criterio bien fundado y el comité de ética de cada hospital analizará si es viable", agregó el experto, que redactó el consenso y, hoy, a las 19, lo presentará en la sede de la Academia ( www.acamedbai.org.ar ).

Las recomendaciones cuentan con evidencia clínica que las respalda. Algunas son:


Cuando sea posible, se prefiere la resonancia magnética por sobre la tomografía computada y ésta por sobre la radiografía común para el diagnóstico y seguimiento de los pacientes. En las personas con insuficiencia renal aguda o crónica, el uso de gadolinio con la resonancia magnética puede agravar la enfermedad, por lo que se recomienda "considerar otro método" sin ese medio de contraste.


Se fijan nuevos criterios para la realización de biopsias en los pacientes que no pueden ser operados. En esos casos, se podrá utilizar quimioterapia de prueba cuando la biopsia sea riesgosa y si así lo autoriza el Comité de Tumores del hospital.


No se aconseja la radioterapia después de la cirugía radical en los pacientes con enfermedad localmente avanzada, ya que no existen evidencias de su efectividad.


Durante el tratamiento quirúrgico, es opcional la extirpación de los ganglios.


A los pacientes con metástasis múltiples, se les puede mejorar la calidad de vida con una (extirpación del tejido renal) para reducir la carga tumoral durante la quimioterapia.


Se establecen claramente cuáles son las terapias farmacológicas de primera y de segunda elección, y se detalla qué estudios realizar para el seguimiento posquirúrgico durante 108 meses.

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