CONSEGUIR LO POCO QUE SE REQUIERA PARA SER FELIZ
La desesperanza sin una vida creativa lleva a la depresión
El impulso creativo se relaciona en algunos casos con cierta excentricidad y se busca la forma de estimularlo con la ayuda de otras ciencias. Inhibirlo puede conducir a la depresión y la desmoralización, según los expertos reunidos en un curso de la UIMP en Santander.
Santiago Rego. Santander | 16/07/2012 00:00
José María Valls Blanco, Manuel Trujillo Pérez-Lanzac y Tomás Palomo Álvarez (Roberto Ruiz)
- La crisis puede, por un lado, aumentar la creatividad, pero también puede inhibirla y desmoralizar a las personas con menos motivación
Ambos han definido la creatividad como "una propiedad del sujeto en sus intercambios con la realidad. Como tal, matiza toda la conducta humana y es relevante en el aprendizaje; en la interpretación del mundo y la invención, y en el descubrimiento de soluciones novedosas a los desafíos actuales. De hecho, la creatividad es el acceso más fácil para conseguir la felicidad, y sentirse creativo da cierta gracia a la vida", han matizado.
¿Es necesario un cierto punto de locura para ser un gran creador o un inventor genial? Trujillo no se ha pensado mucho la respuesta: "Aunque no es una cualidad necesaria, sí se ha demostrado que existe una relación. Con todo, el impulso creativo depende de la imperfección y de la búsqueda constante de la novedad. En tiempo de crisis como éste, la creatividad aumenta, por lo que en la actualidad puede producirse un auge de ingenio y de la capacidad de innovación".
- Locura y creatividad tienen un punto en común. No obstante, esta última depende de la imperfección y la búsqueda constante de la novedad
El genio y la excentricidad
De ahí que muchas veces se les considere raros, aunque no tengan necesariamente una enfermedad mental. "A pesar de la tendencia del ser humano hacia la novedad, siempre hay una separación entre el genio a quien se suele tildar de raro y un poco excéntrico, y el resto de los mortales", ha dicho Trujillo. Por ello existe, según Tomás Palomo Álvarez, catedrático de Psiquiatría de la Complutense, un gran interés en abordar este fenómeno desde el punto de vista biológico, para poder encontrar los mecanismos para fomentar la creación.
"Los avances de las neurociencias han permitido objetivar áreas de la creatividad como el aprendizaje y la percepción estética. Desde la clínica y la psicopatología se ha reevaluado la función de la creatividad, y ahora se la considera un exponente clave en la salud mental", ha comentado Palomo.
Trujillo ha recalcado que un entorno social complicado podría hacer surgir más la creatividad y los genios, como la "buena literatura o las ambiciosas propuestas de cambio que surgieron durante la Transición". Sin embargo, con la crisis las personas pueden entrar en "un estado de desmoralización que inhibe el fenómeno creativo, porque, entre otras cosas, no tienen cauce de expresión, y solo gente extraordinariamente motivada puede mantenerse".
Los expertos han subrayado que para mejorar la creatividad se necesita participar en procesos de generación de ideas; evitar el perfeccionamiento y la convicción de certeza sin más, y exponerse a contextos de diversidad cultural. "En la medida en que la creatividad se convierte en una aspiración de todo ser humano, no cabe duda de que permite desarrollar capacidades y recursos para mejorar nuestra salud mental", ha advertido.
La creatividad facilita el desarrollo de capacidades que son útiles para tener empatía con las personas que sufren patologías mentales. "Facilita la tolerancia y el desarrollo de capacidades personales que permitan al enfermo mental imitar conductas adaptativas positivas como, por ejemplo, competencia social, resistencia al estrés y búsqueda de pequeñas compensaciones y satisfacciones en la vida, y proponerse metas alcanzables", ha concluido Trujillo.
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